martes, 12 de mayo de 2015

Otro banco vacío. Sobre el asesinato de Roberto Autero


Otro banco vacío. 
Sobre el asesinato de Roberto Autero

Esta tarde se realizó la conferencia de prensa en la legislatura porteña sobre el caso de Roberto Claudio Autero, el adolescente de 16 años asesinado por un agente de la Policía Metropolitana, el 7 de febrero, en la zona de Caballito. La convocatoria fue realizada por Susana Reyes, la directora del Instituto Isauro Arancibia -al cual el joven asistía-, junto a legisladores de casi todo el bloque opositor al macrismo, organizaciones sociales y organismos de DDHH.

El rol del Instituto ha sido clave en este caso, ya que fueron sus directivos y docentes quienes pidieron el esclarecimiento del asesinato de “Robertito”, como ellos lo llamaban. Desde un primer momento se afirmó que había sido un “enfrentamiento en ocasión de robo” y fue el policía de la Metropolitana Sebastián Ezequiel Torres quien declaró que, estando en servicio, Roberto intentó apuntarle con un arma y él “disparó en legítima defensa, pegándole entre ceja y ceja”.


Tres meses más tarde y con pedidos de informe elevados al juez que interviene en la causa, Enrique Velázquez (el mismo del caso de Alan Tapia en Barrio Mitre), la autopsia reveló que el orificio de entrada de la bala fue por la nuca, para luego salir por la frente y que el disparo fue realizado a 50 metros aproximadamente. Sobre la contradicción que hay entre los dichos del policía y los resultados de la autopsia se basa el pedido de quienes convocaron a la conferencia de prensa, que plantean la culpabilidad del oficial de seguridad.


La Directora Reyes señaló que una de las preocupaciones al finalizar cada día es si el abrazo que se da con cada alumno será el último, si al otro día volverán, cómo pasarán la noche. “No es fácil estar en situación de calle, y los meses de enero y febrero siempre preocupan; no hay escuela, no hay contención”, sentenció en la conferencia. Amparada en esta misma necesidad de contención, y junto con docentes de Robertito, comenzaron a indagar sobre por qué no volvió este marzo a la escuela y luego, cuáles habían sido las causas de su muerte. "No queremos más bancos vacíos" expresó Reyes.


En el camino de la investigación ya hay algunas certezas: el agente metropolitano nunca dio la voz de alto. No hubo enfrentamiento. Fue una ejecución que remite a la “policía históricamente viciada, traspasada de la Bonaerense a la Metropolitana, con poca o nula convocatoria al diálogo”, señaló en la conferencia el legislador de la CABA, Pablo Ferreyra. Tampoco existe un cuestionamiento, por parte de los medios de comunicación, sobre qué pasa cuando un policía dispara a un chico de 16 años en situación de calle. Eso pasa: nada. La invisibilización de los medios masivos, el silencio de autoridades y la complicidad de una fuerza dispuesta a disparar cargada de los peores prejuicios. "Los pibes de los barrios son estigmatizados" pero son ellos, los que tras sufrir dicha marca, hacen todo lo posible por salir adelante, agregó la Directora.

Sobre el final de la exposición, algunos de sus docentes leyeron una reflexión de Robertito sobre “las cosas que no se tapan”. Trajeron sus cuadernos impregnados del silencio de estos tres meses, pero que hoy gritaron más fuerte que nunca. Un compañero del Arancibia dejó bien en claro que ninguno está dispuesto a olvidarlo ni a dejar de exigir la justicia que se merece: desde el instituto y la agrupación “Hermanos de Calle”, el 28 de mayo plantarán un árbol al costado de la escuela y harán un minuto de silencio “por su honor”. Seguramente por los buenos recuerdos entre esos hermanos y para que no se empantane la causa sobre su asesinato. O, tal vez, también para dejar de lado la indiferencia institucional y rendir homenaje a algo de lo que Robertito pensaba: “no se tapa la felicidad ni el dolor; no se tapa la tristeza ni la amargura. No se tapa el amor ni la voluntad de hacer cosas; no se tapa la traición. No se tapa la crueldad”.

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